miércoles, septiembre 22, 2010
Adiós, Fiera, gracias por tu leyenda
Antes de que Defensores de Belgrano fuera reconocido como El Dragón del Bajo, Rodolfo César Chiti ya era el más dragón de todos los dragones: tenía el fuego sagrado. Le decían La Fiera porque jugaba como tal. En el estadio de La Techada, allí en Libertador y Comodoro Rivadavia, donde Núñez es orgullo y la ESMA resulta un dolor que todavía lastima, Chiti figura como un símbolo para la historia del club, mito para los que lo vieron poco y leyenda para los que no se pudieron dar tal gusto. Ese emblema -tal vez el más grande de este club, junto con aquellos héroes que mantuvieron a Defe en Primera durante toda la década del 20- falleció esta semana.
Jugó para el rojinegro más de 500 partidos; fue parte de una línea media sin olvido junto a Monaco y Borlenghi; fue fundamental en los ascensos a la B (con vueltas olímpicas incluidas) de 1953 y de 1958; fue parte importante del inolvidable equipo de 1967 que asombró a todos y se quedó a casi nada de Primera, en el Reclasificatorio. Era mago Chiti: ya retirado de su condición de futbolista, como entrenador se hizo cargo de otro equipo inolvidable, el campeón de la C en 1972. Consiguió algo grande esa campaña también: le dio al fútbol argentino a un paradigma del wing derecho, René Houseman, luego campeón con Huracán en 1973 y con Argentina, en el Mundial de 1978.
En tiempos recientes, su sonrisa breve se paseaba por la platea del Juan Pasquale. Era la misma con la que había agradecido que la cabecera visitante llevara su nombre. Dicen que una enfermedad se lo llevó. Pero no es cierto: Chiti -El Flaco, La Fiera, ese mago- seguirá estando ahí, buscando un lugar en La Techada repleta para gritar por Defe.
Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.