lunes, febrero 01, 2010

Sobre el Arco Iris terrenal

Negros tocando marimba y bailando. Códice Trujillo, t. II,E. 142. Durante algún tiempo no se habló mucho de la herencia africana en los territorios americanos que alguna vez pertenecieron a España: sólo se consideraban de importancia las raíces indígena y española. Sin embargo, ahora se reconoce a la africana como tercera raíz de las culturas actuales de muchos países americanos. El texto de la Tonada El Congo habla de un africano que es capturado, separado de su madre y llevado como esclavo a tierras americanas. A pesar del tema triste del texto, tenemos una pieza con mucha energía. La partitura indica que es para voz y bajo, aunque seguramente se hacía con los instrumentos que se hallaran disponibles.

Por Eduardo Galeano*
Haití y la República Dominicana son dos países separados por un río que se llama Masacre.
Ya se llamaba así en 1937, pero el nombre resultó una profecía: a la orilla de ese río cayeron, asesinados a machetazos, miles de obreros haitianos que estaban trabajando, del lado dominicano, en el corte de caña de azúcar.
El generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, cara de ratón, sombrero de Napoleón, dio la orden de exterminio de esos negros, para blanquear la raza y exorcizar su propia sangre impura.
Los diarios dominicanos no se enteraron de la novedad. Los diarios haitianos, tampoco. Al cabo de tres semanas de silencio, algo se publicó, unas cuantas líneas, y Trujillo advirtió que no había que exagerar, que los muertos no eran más de 18 mil negros. Después de mucho discutir, acabó pagando 29 dólares por muerto.

*Del libro "Espejos" (2008). Siglo XXI Editores.


Por Waldemar Iglesias*
No debe ser sencillo su lugar. A los 19 años, Mario Balotelli Barwuah debe afrontar hostilidades que cuentan y que traen los siglos: el racismo. Aunque su pasaporte señale que es italiano, su historia dice que es africano y su piel manifiesta que es negro. El nació en Sicilia, esa porción de Italia que el norte señala como una añadidura de Africa. Sus padres vivieron, se conocieron y lo soñaron en la tierra en la que nacieron: Ghana.
A Mario, cuando tenía tres años, lo adoptó una familia italiana en Brescia. Vivió en Concesio, imaginó goles que luego hizo: nunca nadie antes había convertido tantos goles en las divisiones juveniles de un equipo de Italia. Cuando Massimo Moratti -presidente y dueño del Inter- lo vio jugar supo que ese chico de aspecto de atleta olímpico debía vestir la camiseta nerazzurra de su club.
En 2008, Mario -ya una promesa de crack en el ámbito del fútbol- juró la constitución y se transformó en ciudadano italiano. Ese detalle no le importó a nadie en el Calcio. Por ser negro y por jugar bien y hacer goles escuchó silbidos diversos. "Buuuuu", gritaron los hinchas del Chievo Verona, en el primer partido que se disputó este año por la Serie A. El respondió con el gol de la victoria y con un aplauso irónico a los silbidos racistas. Todos se quejaron de su osadía. Esta semana, por la Copa Italia, enfrentó a un rival, Juventus, cuyos hinchas tienen sistematizado el recurso: lo rechazan cada vez que Balotelli toca la pelota. En el Giuseppe Meazza, sin hinchas ajenos, él se tomó su revancha poética: dejó afuera a la Vecchia Signora en la última jugada del partido. El mensaje mudo era claro: que lo silben; él seguirá haciendoles goles a los racistas.

*Texto publicado en el diario Clarín el 1/2/10, bajo el título "Esos goles contra el racismo".