Quito tiene en sus paredes un rasgo muy latinoamericano: sus paredes hablan. Pasa en grandes ciudades y en pequeñas. Los que hablan español y los que hablan portugués; también las rezagadas comunidades indígenas que sostienen su lengua y su cultura con la fuerza de su constancia y de su razón. Cuentan historias las paredes de nuestra América; dicen lo que muchos no quieren escuchar; gritan aunque parezcan mudas; se quejan de despojos, de injusticias, de dolores. Viven. Sí, esas paredes viven.
Post publicado desde Quito, Ecuador.